Hola, soy la Dra. Amy. Te quiero contar un poco sobre mí…
Estudié medicina en la Anáhuac Querétaro. Después, huyendo de la especialidad médica, hice una maestría en gestión y dirección de instituciones de salud. He trabajado varios años como médico en empresas privadas, en consulta de primer contacto, y ahí me di cuenta de la necesidad e importancia de la herramienta de la nutrición para mejorar enfermedades como diabetes, lupus, intestino irritable, ovario poliquístico, estreñimiento crónico, diarreas sin causa infecciosa, entre otras. Estas enfermedades, además, se veían potenciadas por el ritmo de trabajo y el nivel de estrés que vivimos actualmente.
Lo más relevante aquí es que los pacientes pedían consejos nutricionales, y mi recomendación solía ser mandarlos al nutriólogo. Sin embargo, la mayoría usaba dietas restrictivas y perdía el enfoque de salud o la posibilidad de atacar el problema de raíz. Fue entonces cuando surgió mi curiosidad: como médico, ¿podría ayudarlos también a nutrirse y mejorar su calidad de vida?
Decidí tomar el diplomado en nutrición funcional, porque así, ahora en consulta, puedo enfocar tu tratamiento nutricional para mejorar enfermedades y, lo más importante, evitar restringir alimentos solo “porque sí”.
Si deseas cambios en tus hábitos alimenticios a largo plazo y sin dietas, este enfoque nutricional de mi consulta es para ti.
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La salud mental está profundamente influenciada por la nutrición. Una dieta equilibrada que proporcione los nutrientes esenciales puede ayudar a prevenir y manejar trastornos como la ansiedad y el estrés. Las deficiencias nutricionales pueden contribuir a desequilibrios químicos en el cerebro, afectando nuestro estado de ánimo y nuestra capacidad para manejar el estrés. Estudios muestran que una alimentación saludable mejora la función cerebral y regula el sistema nervioso y hormonal, vinculados con las emociones y el comportamiento (Román et al., 2023; Kris-Etherton et al., 2020).
La ansiedad y el estrés pueden alterar el apetito: disminuyéndolo o generando antojos por alimentos calóricos. El estrés prolongado eleva hormonas como el cortisol, que impactan negativamente al sistema nervioso y promueven el consumo desmedido de grasas y azúcares. Por otro lado, dietas bajas en vegetales, vitaminas y minerales están asociadas con un mayor riesgo de ansiedad y depresión. Es esencial optar por una alimentación rica en frutas, verduras, cereales integrales y ácidos grasos omega-3 para mejorar la salud mental (Román et al., 2023; Larrieu & Laye, 2018).
Diversos alimentos proporcionan nutrientes clave para el bienestar psicológico y la reducción del estrés:
Plátanos: Contienen triptófano, precursor de serotonina, y potasio que favorece la relajación (Román et al., 2023).
Almendras y nueces: Ricas en ácidos grasos omega-3 y antioxidantes que combaten la inflamación cerebral (Kris-Etherton et al., 2020).
Chocolate negro (mínimo 70% cacao): Estimula la producción de endorfinas y serotonina, mejorando el ánimo (Psicología y Mente, 2025).
Espinacas y hojas verdes: Altas en magnesio, mineral con efecto ansiolítico (Román et al., 2023).
Salmón y pescados grasos: Fuente importante de omega-3 y vitamina D que estabilizan el ánimo (Román et al., 2023).
Avena: Carbohidrato complejo que ayuda a mantener niveles constantes de glucosa y serotonina en el cerebro (Román et al., 2023).
Yogur natural: Probióticos que favorecen la microbiota intestinal, influyendo positivamente en la serotonina (Román et al., 2023).
Frutas cítricas: Su vitamina C reduce el cortisol, hormona relacionada con el estrés (Román et al., 2023).
Semillas de lino y chía: Ricas en omega-3 y fibra para salud intestinal y cerebral (Román et al., 2023).
Aguacate: Grasas saludables y vitamina B6 esenciales para función neurológica (Kris-Etherton et al., 2020).
Lentejas y legumbres: Aportan minerales como zinc y magnesio para controlar la ansiedad (Román et al., 2023).
Té de manzanilla: Efecto calmante y relajante natural (Psicología y Mente, 2025).
Pimientos rojos y arándanos: Antioxidantes que disminuyen niveles de cortisol (Román et al., 2023).
Se recomienda evitar alimentos procesados, altos en azúcares simples y grasas saturadas que potencialmente empeoran el estado de ánimo y aumentan la ansiedad. Mantener horarios regulares de alimentación y no saltarse comidas previene fluctuaciones emocionales y síntomas ansiosos. Complementar con actividad física regular y buscar apoyo psicológico si es necesario optimiza el bienestar integral (Román et al., 2023; Kris-Etherton et al., 2020).
Román, P.J. et al. (2023). Patrones y factores dietéticos y su asociación con la ansiedad. Revista de Nutrición Clínica y Metabolismo.
Kris-Etherton, P.M. et al. (2020). Dieta, nutrientes y salud mental. Journal of Nutritional Biochemistry.
Larrieu, T. & Laye, S. (2018). Dieta y prevención de trastornos neuropsiquiátricos. Neuroscience & Biobehavioral Reviews.
Psicología y Mente (2025). 10 alimentos que mejoran el estado de ánimo.
Fuentes
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112023000800020
http://www.scielo.sa.cr/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1659-097X2022000200064
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0212-16112019000600017
https://revista.nutricion.org/index.php/ncdh/article/view/561
http://www.scielo.org.mx/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S2007-50572020000400008
https://psicologiaymente.com/nutricion/alimentos-mejoran-estado-de-animo
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